En la actualidad política y económica de Argentina, el debate sobre la defensa nacional y la soberanía se encuentra en el centro de la controversia, y una figura clave en este análisis es Federico Giuliani, secretario general de ATE Córdoba y dirigente de la CTA Autónoma de la provincia. Giuliani ha sido un firme crítico de las recientes políticas impulsadas por el gobierno de Javier Milei, especialmente en lo que respecta a la privatización de las fábricas militares de Río Tercero y Villa María, que forman parte de Fabricaciones Militares Sociedad del Estado (FMSE). El hecho de que una delegación del Departamento de Estado de los Estados Unidos haya visitado la fábrica de Río Tercero sugiere que hay intereses externos en juego que podrían afectar la soberanía argentina.
La Privatización de la Defensa Nacional
El polémico Decreto 70/2023 del Gobierno nacional marcó un hito significativo al disposar la eliminación de las figuras jurídicas de las Sociedades del Estado, incluida Fabricaciones Militares, transformándolas en Sociedades Anónimas. Esta decisión trajo consigo la preocupación de que la privatización de estas entidades estratégicas esté en marcha, lo que podría tener graves consecuencias para la defensa y la seguridad del país. En julio, con el decreto 553/2024, el gobierno prorrogó por 180 días el plazo para esta conversión, lo que ha generado un ambiente de incertidumbre entre los trabajadores y la población en general.
Giuliani destaca que el impacto de las políticas de Milei no se limita a la reestructuración de las fábricas, sino que también se manifiesta a través de despidos y retiros en las mencionadas instalaciones. Esto no solo afecta a los trabajadores, quienes ven peligrar sus empleos, sino que también es un golpe a la capacidad del Estado argentino para mantener el control sobre industrias clave que son esenciales para la defensa de la soberanía nacional.
El Reinicio de la Geopolítica Argentina
Desde la llegada de Milei al poder, Giuliani ha observado un reposicionamiento de Argentina en el escenario geopolítico mundial. Afirma que el gobierno busca romper con las alianzas previas que mantenía el país, en particular aquellas en el marco de los BRICS, un bloque de países emergentes que incluye a Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica. Esta reorientación se da en favor de una alineación más cercana a los intereses de los Estados Unidos y la OTAN.
Giuliani critica cómo Milei parece haber abandonado el MERCOSUR y, mientras realiza viajes a Estados Unidos en busca de apoyos, se alinea con la narrativa de sectores económicos transnacionales que, según él, dictan las políticas del gobierno. Esta tendencia es alarmante para quienes defienden la necesidad de un desarrollo soberano y autónomo de la industria argentina.
Días Críticos para la Soberanía
Con el inminente vencimiento de más de 60.000 contratos el 30 de septiembre, la situación es crítica. Durante una reunión de la conducción nacional de ATE en Buenos Aires, se decidió realizar una jornada de lucha en respuesta a las amenazas de despidos y privatizaciones. Giuliani enfatiza que la lucha no es solo por los derechos laborales, sino por la defensa de una industria que ha sido histórica y estratégicamente fundamental para la soberanía nacional.
Al referirse a la situación del complejo productivo en Córdoba, Giuliani señala que en el pasado, esta provincia fue pensada como un polo estratégico para la defensa del país, con importantes instalaciones como la Fábrica Argentina de Aviones (FADEA), así como las fábricas de Río Tercero y Villa María. Además, menciona otras instituciones clave, como la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE) y Dioxitek, que produce uranio y radioisótopos, vitales para la energía nuclear y la medicina oncológica, respectivamente.
La Defensa Nacional como Prioridad
“Todo ese complejo productivo, industrial del Estado Nacional, pensado para la defensa de nuestra Patria, hoy está claramente ‘hackeado’ por las políticas neoliberales de Javier Milei”, asegura Giuliani. Su diagnóstico enfatiza que el ajuste clásico, que incluye el despido de trabajadores y el desmantelamiento de presupuestos y políticas públicas, tiene como objetivo final la venta de estos activos y los intereses que representan.
Este planteamiento no solo pone en jaque la continuidad de industrias estratégicas, sino que también plantea un dilema profundo sobre el futuro de la soberanía argentina. La defensa no puede limitarse a las fuerzas armadas; también implica el control sobre los recursos y la capacidad de producción de tecnologías consideradas esenciales.
Conclusiones
El escenario que delinean Federico Giuliani y sus compañeros de lucha es alarmante. La privatización de la defensa nacional y el aparente apuro por desmantelar estructuras estatales estratégicas no solo debilita la soberanía argentina, sino que también expone al país a los vaivenes de la economía global y de decisiones que pueden ser dictated desde el exterior.
Como ciudadanos, es vital mantener un diálogo y una alerta constante sobre las decisiones políticas que afectan no solo el futuro laboral de miles de argentinos, sino también el futuro de un país que históricamente ha luchado por su autonomía y soberanía. La defensa de la industria y del empleo en el sector público son aspectos fundamentales que requieren la solidaridad y el compromiso de todos, para garantizar que Argentina no solo mantenga su independencia, sino que también desarrolle un modelo de crecimiento sostenible y equitativo. La voz de Giuliani y de tantos otros en la lucha por la soberanía nacional debe ser escuchada y tomada en cuenta ante los nuevos desafíos que se presentan en el horizonte.